Cuando te haces un tatuaje, tu piel atraviesa un proceso similar al de una herida: se inflama, se repara y, en ocasiones, pica o se desprende en forma de costra. Esto es totalmente normal y parte del proceso natural de cura
1. La cura: una fase necesaria
- En los días siguientes, la piel se regenera y las células muertas se descaman, provocando escamas o “pelado” .
- La sensación de picor también es habitual: es una señal de que tu piel está cicatrizando.
2. Factores que intensifican picazón o pelado
- Sequedad o clima extremo: ambientes muy secos o calientes hacen que la piel se tense y pique más .
- Reacciones alérgicas: en algunos casos, ciertos pigmentos pueden causar inflamación, granitos, enrojecimiento o picazón excesiva.
- Condiciones internas del cuerpo: cambios hormonales, estrés o sensibilidad cutánea pueden exacerbar la sensación de picor.
3. Cuidados básicos para aliviar y curar
| Etapa | Cuidados recomendados |
|---|---|
| Cura inicial (primera semana) | Lávate suavemente con agua tibia y jabón neutro. Sécalo con papel suave. Aplica una crema apropiada y evita cubrir con ropa apretada. |
| Aliviar picazón | No rascar: da golpecitos suaves con la palma. Usa compresas frías para aliviar y mantén la piel humectada con crema específica. |
| Pelado controlado | Deja que la costra se caiga sola. Aplica crema regularmente, evitando productos oleosos o fragancias. |
4. ¿Cuándo preocuparse?
Consulta al tatuador o a un dermatólogo si:
- La picazón va acompañada de enrojecimiento intenso, hinchazón o pus.
- Observas una erupción o granitos (posible alergia).
- El malestar persiste más de 2–3 semanas o hay dolor y fiebre.
5. Prevención para futuras curas
- Evita usar ropa ajustada sobre la zona tatuada.
- No te expongas a piscinas, jacuzzis o el mar hasta que esté completamente curado
- Mantén una buena hidratación interna y externa.
- Una vez curado, protege del sol con pantalla solar SPF 30 para evitar que pierda definición.
✅ Conclusión
Que tu tatuaje se pele y te pique al cicatrizar no es motivo de alarma: es una señal de que tu piel está trabajando para sanarse. Con higiene adecuada y cremas específicas, pasarás esta fase sin problemas.
Solo debes prestar atención si aparecen síntomas preocupantes como inflamación exagerada, pus o picazón que no cede: en ese caso, busca asesoramiento profesional.
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